miércoles, 19 de diciembre de 2012

Mensaje de Navidad del Reverendísimo Dr. Richard Clarke, Arzobispo y Primado de Toda Irlanda




"Conexiones" de Navidad
Una de las maneras de ver la Navidad - desde una perspectiva totalmente secular - es verlo como un tiempo para conectar y volver a conectar. Hacemos el esfuerzo para conectar (o volver a conectar) con familiares y amigos, e incluso con algunos conocidos casuales. Espero que sea tratar de conectar con la gente que de otra manera no tienen a nadie con quien conectar - los que están solos y solas, o que no tienen familia o amigos cercanos para que les den algún consuelo o compañía.
Para algunos, es el momento de volver a conectar - aunque sea fugazmente - con la fe cristiana que una vez fue continua pero que ahora se ha convertido en un acercamiento casual o descuidado. Y sobre quienes hacen esto nunca podemos burlarnos, o despreciarlos. Conectar y volver a conectar con nuestra fe es algo que cada discípulo cristiano tiene que hacer, tal vez sobre una base diaria.
En el corazón de la Navidad, nos conectamos, en particular, con la maravilla de que Dios tiene un amor total para el mundo, que le conecta con nosotros en la más completa de las formas, en la Encarnación de Jesucristo. Nuestra tarea consiste en animar a los demás y a nosotros mismos para hacer esta conexión. Y en hacer esta conexión más fácil de entender por los demás, a través de nuestro testimonio del amor de Cristo, y en nuestra atención consciente para los menos amados y atendidos de este mundo.
No cabe duda de que seguramente cuando la gente deja de conectarse con su fe religiosa -en el sentido de que están en las manos de un Dios que los ama - pueden fácilmente luego comenzar a perder la fe en sí mismos, y por lo tanto perder la fe también en aquellos que están a su alrededor, y así manifiestan enojados, amargados y temerosos. Para algunos, la conexión con la fe que hemos heredado es natural y sencilla, para otros que conectan con la fe religiosa está lejos de ser fácil, mientras que para otros es algo absolutamente despreciable. Para los discípulos cristianos en Navidad hay un eterno recordatorio de que somos amados por nosotros mismos, y que toda otra persona humana es amada por igual por Dios.
En esta tiempo de Navidad, todos no solo somos desafiados a conectar o reconectar con nuestra familia, amigos y otras personas que no tienen amigos, sino también para conectar o volver a conectar nuestra vida con una fe que nos dice que somos cada uno amados en Jesucristo, y que nos llama a llevar el amor de Cristo a los lugares oscuros y solitarios de este mundo, cerca o lejos.
Que el Dios de amor los llene de la alegría, la paz y la esperanza de la Navidad.
+ Richard Armagh
FIN
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Fuente: Servicio de Noticias de la Comunión Anglicana
Edición: Gabinete de Comunicación-Iglesia Anglicana de España (IERE)

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