El domingo pasado orábamos porque Dios quitase la barrera que impide a las personas entrar en la iglesia.
Hoy a las tres de la mañana nos despertaba la policía con la noticia de que tres individuos habituales de otra "comunidad" habían tratado de entrar en la nuestra, como fuera.
Un vecino, que nos debe de apreciar mucho (según la poli), les avisó de tal circunstancia, con lo cual todo quedó en un cristal roto, una ventana forzada y con los "feligreses" animados a regresar a sus orígenes.
Mientras seguimos creyendo en el poder de la oración, el próximo domingo pediremos a Dios que impulse a la gente a entrar a la Iglesia, sólo que esta vez añadiremos que, si es posible, lo hagan por la puerta y, por favor, no tan temprano.
Fuente: Iglesia Navarra Reformada - Nafarroako Eliza Erreformatua
Edición: Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)
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