viernes, 6 de septiembre de 2013

Mensaje del Rvdmo. Justin Welby a los Lores sobre Siria



Señorías, acojo con gran satisfacción la oportunidad de  poder hablar en este debate, debido a la extraordinaria calidad de muchas de las contribuciones que se han hecho, y lo mucho que se puede aprender escuchándolos. Al igual que muchas de sus señorías tengo algo de experiencia en la región, en parte por este papel que tengo que cumplir y las recientes visitas y contactos con muchos líderes religiosos de las tres religiones abrahámicas, y también porque durante 10 años, en algunas ocasiones, he estado trabajando en proyectos de reconciliación.
No tengo la intención de repetir los puntos fundamentales que se han dicho aquí acerca del derecho internacional, que tiene su fundamento en la teoría cristiana de la guerra justa, y que se han expresado con mucha elocuencia. Pero quiero recoger un par de aspectos. El primero es, y se ha dicho, con razón, que hay tanto más riesgo en la inacción, que en la acción. Pero en un conflicto en otra parte del mundo, una guerra civil en la que medié hace unos años, me dijo un general:"Tenemos que saber que hay pasos intermedios que recorrer entre los cuarteles y el abrir fuego"
La realidad es que hasta que estemos seguros de que todos los pasos intermedios no se hayan dado, la teoría de la guerra justa, dice que no debemos tomar la decisión de hacer fuego, en cualquier circunstancia sólo deberemos hacerlo cuando no haya otra alternativa posible. Porque, como el honorable Lord Alli acaba de decir muy claramente y muy elocuentemente, las consecuencias, una vez que se ha comenzado, se colocan totalmente fuera de nuestras manos. Y algunas de las consecuencias que se pueden predecir – hemos escuchado ya sobre lo ocurrido en el Líbano e Irán, en particular el efecto que una intervención en Siria podría causar en el nuevo gobierno iraní sería la de sentirse humillado por esa intervención.
Pero hay un punto más allá, hablando con un líder cristiano de muy alto nivel en la región, ayer,  me dijo que con " la intervención extranjera, las comunidades cristianas han quedado a su suerte". Han sido devastadas. De dos millones de cristianos en Irak hace doce años, han quedado menos de la mitad en la actualidad. Estas son las iglesias que no sólo se remontan a San Pablo, sino que en el caso de Damasco y Antioquía, le preceden.  Ellos seguramente sufrirán terriblemente (como ya lo están sufriendo) si la acción sigue adelante. Y esta consecuencia tiene que sopesarse en las consecuencias de la inacción.
En las guerras civiles,  las distintas facciones internas luchan, necesariamente, por sus vidas. Los que son externos tienen una responsabilidad, si se involucran, para luchar por un resultado, y que el resultado debe ser uno que mejore las posibilidades de paz y reconciliación a largo plazo que si no se interviene. Si tomamos una decisión que disminuya la posibilidad de la paz y reconciliación, que haga inviable hallar una solución política, ya sea a corto plazo o en el largo plazo, entonces habremos contribuido a más muertes y a que esta  se convierta en una guerra profundamente injusta.
En consecuencia, Señorías, siento que cualquier intervención debe ser eficaz en términos de prevenir cualquier uso de armas químicas. Todavía no he oído que se haya demostrado adecuadamente quién es el que probablemente las uso en este conflicto. Ni tampoco qué se está haciendo con los que están promoviendo el uso de armas químicas. Y debemos tener un tercer objetivo que es: en algún lugar de la  estrategia a implementar, tiene que haber más posibilidades para que en  Siria y en el Oriente Medio no hayan millones de refugiados, que nos ofrecen cada noche una cantidad de imágenes inquietantes.

Fuente: La Luz digital
Edición: Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

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