miércoles, 10 de julio de 2013

Mensaje de la 14ª Asamblea General de la Conferencia de Iglesias Europeas

“¿Y ahora, qué estás esperando? Hechos 22, 16
XIV Asamblea de la CEC
XIV Asamblea de la CEC
En Budapest del 3 al 8 de julio 2013 nosotros, los participantes de la 14ª Asamblea General de la Conferencia de Iglesias Europeas (CEC) nos hemos reunido juntos como hermanos y hermanas en Cristo bajo el tema, “¿Y ahora, qué estás esperando?, Hechos 22, 16. Alabamos a Dios por esta oportunidad y expresamos nuestro agradecimiento a las iglesias húngaras y a las autoridades públicas por su arrolladora hospitalidad y apoyo a nuestro trabajo.
Nuestra tarea principal en Budapest ha sido la renovación de la Constitución de la CEC como una expresión de nuestro compromiso con un testimonio ecuménico más profundo y la unidad visible en Cristo que aporte un testimonio común a Europa y al mundo, aun experimentando los impactos de la crisis socio-económica, en un tiempo difícil, en que  por la Gracia de Dios hemos podido, seguir construyendo sobre los 50 años de historia de la CEC, nuestra renovación refleja la visión de:
“Echa el vino nuevo en odres nuevos
y lo uno y lo otro se conservan juntamente
Mateo 9, 17
Tiempo para plantar y tiempo para cosechar (Eclesiastés 3, 2)
La Asamblea General previa tuvo lugar en Lyon, Francia en 2009 y fue un tiempo para plantar la esperanza de renovación de la CEC. Al final de una intensa deliberación de esta Asamblea de Budapest, podemos celebrar la consecución de una renovación constitucional, asentando la fundación de una organización ecuménica más eficiente y relevante. Ahora es tiempo de cosechar, y de aplicarnos en la misión de servir al pueblo de Europa y al resto del mundo, respondiendo a sus necesidades espirituales. La población europea encara situaciones de desesperación y desesperanza y millones de jóvenes a través de nuestro continente luchar para buscar un lugar gratificante en la sociedad. Con humildad y compromiso cristiano buscamos promover las voces de los pobres y oprimidos, las voces de quienes están esperando por una acción decisiva que atienda su necesidad y su deseo de un futuro mejor.
Las iglesias de todos los países de Europa están invitadas a unirse para intensificar las relaciones ecuménicas de cara a reforzar nuestro respeto por cada una y cada uno de nuestras hemanas y hermanos en Cristo. La Conferencia de Iglesias Europeas sigue siendo una plataforma abierta para la cooperación de las iglesias y de sus organizaciones vinculadas en todo el continente.
Esta invitación es una reafirmación de la misión de la CEC ofreciendo un testimonio del Evangelio y un servicio (diaconía) al puedo de Europa como se declaró en la Charta Oecumenica. Este documento guía ecuménico europeo de 2001 afirma que:
“Trabajamos en dirección a una humana y socialmente consciente Europa, en la que los derechos humanos y los valores fundamentales de la paz, la justicia, la libertad, la tolerancia, la participación y la solidaridad prevalezcan” (Artículo 7)
Ser transformados por la renovación de nuestro entendimiento (Romanos 12, 2)
Estamos llamados a ser “leales al Evangelio, buscando una contribución común a la misión de la Iglesia, a la salvaguarda de la vida y al bienestar de toda la humanidad” (Nueva Constitución). Invitamos a las personas de todas las iglesias cristianas a comprometerse con esta misión, promoviendo el respeto de la dignidad humana, libertad de religión, y a esforzarse por una justicia social, económica y medioambiental. Para triunfar en este compromiso nos referimos al arrepentimiento y a la transformación personal e interna en Jesucristo. Esta transformación también es una llamada a la solidaridad. Reafirmamos nuestro compromiso cristiano para acoger al extranjero y ofrecer hospitalidad y refugio a quienes lo necesiten. Nuestro objetivo es reforzar el testimonio cristiano en una Europa secularizad. Queremos confortar también a quienes sufren opresión, buscar justicia, construir reconciliación y crecer en paz. Oramos especialmente, en este tiempo, por nuestras hermanas y hermanos en Oriente Medio.
¡Levántate y ve! (Hechos 22, 16)
La pregunta: “¿Qué estás esperando?” se responde en el libro de los Hechos con el imperativo: “Levántate y ve… llamando en el nombre de Dios”. Como tal imperativo no se puede esperar más sino que hay que ir y actuar según los frutos del Espíritu aquí y ahora. Cuando nos levantamos y salimos de Budapest, dejamos detrás de nosotros la idea de que esperar es un tiempo de desesperación y de indecisión. Llevamos con nosotros el espíritu de transformación y vamos con la esperanza de renovar nuestra vida espiritual, nuestro caminar ecuménico, nuestro compromiso con una unidad visible, nuestra ética, nuestra política y de toda la creación. Estamos inspirados no por nosotros mismos sino por el espíritu de Cristo que dice:
“¡Mira, he aquí que yo hago todas las cosas nuevas!” (Apocalipsis 21, 5)

Edición: Gabinete de Comunicación Iglesia Anglicana de España (IERE)

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