martes, 15 de enero de 2013

Carta del Obispo a la Iglesia con ocasión de la semana de Oración por la Unidad de los Cristianos


Iglesia Española Reformada Episcopal
(Comunión Anglicana)

Oficina Diocesana:



 Carta del Obispo a la Iglesia con ocasión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
                       

Hermanas y hermanos:

Un año más nos disponemos a celebrar los cultos ecuménicos, auspiciados por el Consejo Mundial de las Iglesias y el pontificio consejo para la Unidad de los Cristianos.

Para la Iglesia Española Reformada Episcopal (Comunión Anglicana) es una ocasión de confraternización con las demás denominaciones cristianas que debe llamarnos a la oración, reflexión y comprensión del significado profundo que representa para la sociedad actual y para todo el mundo el hecho de ser cristianos o de llevar su Palabra a la humanidad.

No podemos evitar y no será fácil en el futuro, que las distintas formas de entender el mensaje de Cristo  sean obstáculo para converger en una sola Iglesia visible. Muchos son los motivos que poco a poco nos han ido separando pero también es indudable que el reconocimiento de que Cristo es el Hijo de Dios, Dios mismo, y que en los Evangelios se encuentra todo lo que el Señor nos enseña para nuestra redención deberán ser las claves futuras de esa unidad, pese a los siglos de separación y de tradiciones distintas que pesan demasiado en nuestras respectivas historias.

El texto bíblico elegido este año es el siguiente:

 (Miqueas 6, 6-8) 
¿Con qué me presentaré al Señor y me postraré ante el Dios de lo alto? Me 
presentaré ante él con holocaustos, con novillos que tengan un año. ¿Agradarán al 
Señor miles de carneros? ¿Le complacerán diez mil ríos de aceite? ¿Le entregaré 
mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por mi pecado? Se te ha 
hecho conocer lo que está bien, lo que el Señor exige de ti, ser mortal: tan sólo 
respetar el derecho, practicar con amor  la misericordia y caminar humildemente 
con tu Dios. 
Biblia Traducción Interconfesional (BTI)

Como todos saben El Libro de Miqueas pertenece a la tradición literaria de la profecía. En el centro de su mensaje se sitúa el oráculo del juicio. El libro se desarrolla en tres partes que nos van llevando desde el juicio en general (cap. 1-3), a la proclamación de la salvación (cap. 4-5), y después al juicio en sentido estricto y a la celebración de la salvación (cap. 6-7). En la primera parte, Miqueas critica con dureza a los que tienen autoridad, tanto política como religiosa, por abusar de su poder y robar a los pobres: “arrancáis la piel a la gente” (3,2), y “juzgan por soborno” (3,11). En la segunda parte del libro, Miqueas exhorta al pueblo a peregrinar “al monte del Señor... Él nos indicará sus caminos y nosotros iremos por sus sendas” (4,2). En la tercera parte se revela el juicio de Dios acompañado por una llamada a aguardar con esperanza la salvación, con fe en Dios que “perdona el pecado y pasa por alto... las culpas” (7, 18). Esta esperanza se concreta en el Mesías, que será la “la paz” (5,4), y que saldrá de Belén para llevar la salvación “hasta los confines mismos de la tierra” (5,3). Finalmente, Miqueas llama a todas las naciones a caminar en esta peregrinación para compartir la justicia y la paz que es la 
salvación.

Quisiera como obispo de la IERE recomendales a todos reflexionar sobre este texto en los diferentes actos en que participen y que hagan hincapié en las oraciones por aquellos que en la situación económica en la que vivimos están padeciendo tanto. Como cristianos no podemos olvidar a estos hermanos. El camino para seguir a Cristo se basa en la justicia, la misericordia y la humildad. No podremos plantearnos nunca la unidad desde parámetros distintos. Como dice San Pablo en Gal.3.- .'' En Cristo Jesús, todos sois uno '' y esos tres principios deben ser las marcas de ese camino.

No es bueno que alguna de las iglesias que conforman este Cuerpo de Cristo, hoy partido, pretendiera arrogarse una supremacía artificial y sí que nos reconozcamos unos a otros en la plenitud de la comunión con Cristo, ser todos miembros  de Jesús, nuestro Señor.

Que el Señor en su inmensa misericordia sepa perdonar a quienes de forma consciente  impiden este camino de oración y reflexión, de reconocimiento mutuo en igualdad y fe en Cristo, para que sea el principio de la unidad de los cristianos.

+Carlos López Lozano
Obispo en Madrid

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